En este apartado comentamos algunos aspectos básicos relacionados con el patrimonio y los fósiles.

Podríamos decir que el patrimonio se rige por la ecuación:

Pt = (Et x V) + G

P = patrimonio
E = elemento
V = valor que concedemos al elemento
G = gestión del patrimonio una vez que ha sido catalogado como tal.

El factor elemento

Fósiles de vegetales del Carbonífero

Fósiles de vegetales del Carbonífero.
Fotografía: Rodrigo Castaño de Luis.

El factor E (elemento) determina el tipo de patrimonio. Puesto que los fósiles son elementos naturales, el patrimonio paleontológico forma parte del patrimonio natural y, más concretamente, del patrimonio geológico.

Por otro lado, los elementos que conforman el patrimonio paleontológico pueden ser de dos tipos: los fósiles como tales y las colecciones que generan; y los yacimientos donde se encuentran. El primero  conforma el patrimonio paleontológico mueble mientras que el segundo constituye el inmueble.

Dentro del patrimonio natural, se podría discutir si un fósil debería formar parte del patrimonio biológico o geológico, pero esta discusión está fuera de lugar por varios motivos:

  1. El patrimonio biológico no existe como tal, no está definido en ninguna legislación o trabajo y, en caso de estarlo, estaría formado por los seres que están vivos en estos momentos.
  2. Actualmente los fósiles forman parte de la geosfera, no de la biosfera, aunque en el pasado, los seres de los que derivan formaran parte de esta.
  3. Los fósiles nunca han sido incluidos en los estudios de biodiversidad actual (por ejemplo, en los realizados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN)
  4. La gestión de los fósiles no plantea los mismos problemas ni se puede realizar con las herramientas que habitualmente se emplean para la conservación de la biodiversidad actual. Sin embargo, los rasgos del patrimonio paleontológico, la problemática que plantea y las formas de conservan este sí coinciden con las del patrimonio geológico y la geoconservación.

De ahí que el patrimonio paleontológico se considere parte del patrimonio geológico y que este se incluya dentro del patrimonio natural.

A pesar de esta asignación, debida a motivos históricos y legislativos, los fósiles aparecen como posibles elementos patrimoniales en dos normativas muy diferentes. La Ley 16/1985 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español y la Ley 42/2007 de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (esta última ha sido modificada por la Ley 33/2015 de 21 de septiembre, pero los aspectos relacionados con el patrimonio geológico no han cambiado). Aunque ninguna de ella permite conservar el patrimonio paleontológico de forma directa, ambas articulan fórmulas y figuras que pueden utilizarse en la gestión de este patrimonio.

Los desarrollos autonómicos de estas leyes pueden consultarse en el apartado de Legislación.

El factor valor

Biostromo de corales del Devónico (Colle, León), en la actualidad muy deteriorado.

Biostromo de corales del Devónico (Colle, León), en la actualidad muy deteriorado.

El factor V (valor) determina si un elemento o lugar debe ser considerado o no como patrimonio. Usualmente esta valoración se realiza mediante inventarios o como resultado de un análisis específico del lugar o de la colección. Las fichas de inventarios que hay publicadas pueden darnos una idea de los aspectos básicos que se valoran en la determinación de los elementos o lugares catalogados dentro del patrimonio.

La situación de una colección o yacimiento dentro del patrimonio tiene una alta carga de subjetividad (puesto que es una persona o grupo de especialistas quien decide), nunca es absoluta (depende de las otras colecciones o yacimientos) y tampoco es permanente (sucesivos seguimientos pueden generar la exclusión de unos elementos y la inclusión de otros).

En el caso del patrimonio inmueble (yacimientos y su contenido), y según el nivel de trabajo al que se realice la valoración, el lugar puede ser catalogado como Global geosite (si tiene categoría internacional) o Lugar de interés geológico (LIG) a nivel nacional, regional o local. Ninguna de estas figuras asegura una protección de los yacimientos, y este hecho es muy importante a la hora de gestionar el patrimonio paleontológico.

Por otro lado, los fósiles son elementos muy valiosos dentro de la geodiversidad y, por este motivo y porque se trata de elementos no renovables, muchos autores recomiendan aplicar sobre ellos medidas de gestión, independientemente de que estén o no dentro de algún tipo de inventario o catálogo.

El factor gestión

Extracción de un ejemplar de icnofósil en riesgo de degradación por la acción del oleaje para su traslado a un centro de interpretación en el Geoparque de Costa Vasca. Fotografías cedidas por Asier Hilario.

Extracción de un ejemplar de icnofósil en riesgo de degradación por la acción del oleaje para su traslado a un centro de interpretación en el Geoparque de Costa Vasca. Fotografías cedidas por Asier Hilario.

La gestión de cualquier elemento del patrimonio natural implica su preservación (mantenimiento de su valor sin uso, por ejemplo cuando aceptamos tapar un yacimiento) o su conservación (mantenimiento de su valor al mismo tiempo que se utiliza con fines científicos, educativos, recreativos, o de otra índole).

Las estrategias de gestión desarrolladas sobre cualquier elemento implican conocer su estado de conservación y su riesgo de degradación. Este último tiene tres causas básicas: fragilidad del elemento, vulnerabilidad natural y vulnerabilidad antrópica. También es importante conocer el uso que vamos a hacer del elemento, de cara a prevenir riesgos de degradación debidos a dicho uso.

De forma general, las colecciones tienen un riesgo de degradación mucho menor que los yacimientos y su gestión, que a menudo sigue estrategias similares a las de colecciones de objetos de valor histórico o cultural, es más sencilla siempre que se den las condiciones adecuadas.

Los yacimientos, si exceptuamos aquellos que están situados en zonas de geología activa como costas de cierto dinamismo, suelen verse especialmente afectados por vulnerabilidad antrópica. Esta suele tener tres orígenes:

  1. Uso como recurso económico de la roca donde se encuentra.
  2. Afecciones por obras públicas o privadas
  3. Recolecciones no controladas y, en ocasiones, vandalismo.