Investigador@s de la Universidad de Zaragoza detectan un cambio climático global hace 7 millones de años que tuvo efectos opuestos a lo esperado en el área de Teruel y que llevó a las especies a adaptarse a nuevos cambios en los ecosistemas.
Los efectos locales y regionales de un cambio climático global pueden ser completamente opuestos a lo esperable, así como la respuesta de las especies de mamíferos a los cambios en la vegetación y en el hábitat. Así lo demuestra el estudio del paleoclima en la región de Teruel.
La revista científica Palaeontology (la de mayor prestigio internacional en investigación paleontológica) recoge el hallazgo de un pequeño equipo formado por Daniel DeMiguel (investigador ARAID de la Universidad de Zaragoza e investigador asociado del Institut Catalá de Paleontología ICP), Beatriz Azanza (profesora titular del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza), y Jorge Morales (Profesor de Investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid).
Hace aproximadamente 7 millones de años, a finales del Mioceno, toda Europa (y en realidad toda la tierra) estaba sometida a un gran evento de calentamiento, con similitudes con el calentamiento actual inducido por el hombre. “La tendencia en el clima llevó a un incremento de las temperaturas y a procesos de desertización a escala planetaria; lo que cambió drásticamente el tipo de vegetación y moldeó los ecosistemas y comunidades de mamíferos terrestres. Todo esto hace que el final del Mioceno sea considerado como un ejemplo para testar escenarios que impliquen calentamiento global, tal y como estamos experimentando en la actualidad”, destaca Daniel DeMiguel, autor principal del estudio.
Se ha realizado un estudio de la dentición de los grandes mamíferos herbívoros que habitaron la zona de Teruel en numerosos yacimientos fósiles desde hace 9 a 6.5 millones de años, infiriendo cuales fueron sus dietas (a través del estudio de las marcas microscópicas que los alimentos dejaron en los dientes) y reconstruyendo con una elevada precisión como fueron los ecosistemas y la vegetación en Teruel durante esa época de inestabilidad climática.
El principal y más sorprendente hallazgo obtenido es que hace aproximadamente 7 millones de años, este cambio climático global de calentamiento tuvo efectos totalmente opuestos a lo esperado en Teruel. Es decir, las dietas de los mamíferos demuestran que en lugar de encontrar datos de una marcada desertización y ambientes áridos y abiertos, que sería lo esperable, se han obtenido pruebas de alimentación en hábitats con elevada humedad y precipitación (abundantes lluvias) y más cerrados y arbóreos de lo esperado. El estudio también demuestra que después de este periodo, los mamíferos volvieron a ocupar zonas relativamente más cálidas y áridas, más acordes con los hábitats del resto de Europa en esa época.
Los autores y autora de la investigación indican que estos resultados son de suma relevancia para entender el funcionamiento del clima actual, porque corrobora que el calentamiento global es más complejo de lo que cabría esperar, y está cambiando el ciclo hidrológico y los patrones de precipitación a escala planetaria. El trabajo nos alerta de que podemos sufrir lluvias torrenciales y un aumento de la humedad localmente, pese a tratarse de un evento de calentamiento y desertización.
Una vez más, este trabajo muestra que el estudio del registro fósil se vuelve imprescindible para entender los procesos actuales, es por ello que Daniel DeMiguel insta a los investigador@s en ecología y climatología a ampliar sus trabajos con información paleontológica.
Artículo en la revista Palaeontology:
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/pala.12382